4/07/2009

¿Se puede diseñar sin escribir?


Ezequiel Córdoba Zamorano

Abril 3 de 2009

¿Diseño industrial y escritura? ¿¿¡Qué!??. Podríamos creer que el diseño únicamente se expresa en dibujos, maquetas, objetos, etc., ¿pero escrito?, pareciera ser que en una gran parte de los estudiantes de diseño, y lamentablemente, en la sociedad en general, existe una aberración a la lengua escrita, y no es algo que requiera grandes referencias para saberlo. Y es que aún falta mucho por aprender para ser buenos escritores, empezando por la carente cultura de ser los generadores de las ideas, simplemente se nos ha educado para ser receptores de las ideas de otros.
La educación es el arma prístina de una sociedad. Pero indudablemente un arma de doble filo, marca irrefutablemente su futuro, ya sea para su superación o ruina. La escritura tiene el fundamento de perpetuar al plasmar un pensamiento. Un escritor tiene la capacidad de redactar, o sea, encontrar sus argumentos, ordenar ideas, dar forma a una inmensidad de pensamientos para obtener como resultante de un proceso mental un texto que transmite ideas que no se desgastan, que puede ser leído por una o mil personas y el conocimiento quedará para el próximo dispuesto a leer.

La realidad no dista mucho de la ficción. Esta realidad trae a la mente la reminiscencia de la “Oceanía” de G. Orwell, donde es bien sabido por el gobierno que lo que no está en el léxico de la lengua no puede ser pensado. La prohibición sistemática de la lengua y su expresión en “Oceanía” es directamente la mutilación de las ideas y de la conciencia del pasado y futuro. En México la disminución del léxico y mermada capacidad de expresar y plasmar los pensamientos truncan la labor del razonamiento, creando gentes de voces huecas. La poca noción de la importancia de escribir es restarle importancia a la perpetuidad, a la huella, al recuerdo, a la experiencia, y al hacer esto, una sociedad camina en terreno poco firme, ya que al no tener el sustento de las ideas escritas, de la historia, de las versiones de los hechos de sus gentes, del razonamiento, de las distintas formas de pensar, y mucho más, el pueblo pierde identidad, y un pueblo sin identidad es un pueblo sin futuro.

Estas razones se aplican de igual forma al diseño. ¿Por qué el escrito se ha olvidado en la educación de los alumnos de diseño?, pareciera ser que se ha limitado a investigaciones, a formatos, a conocimientos, pero la generación de textos y por lo tanto, la generación de ideas ha sido relegada a otros ya probados. Y es que pareciera ser que hacer teoría no importa para los alumnos ni para los maestros, ¿por qué si se invierten tantas horas en aprender a dibujar y a bocetar?, ¿por qué no hacerlo también en aprender a redactar? Y no es algo que sea distante de nuestra profesión, sino todo lo contrario, el diseñador es un comunicólogo por naturaleza, pero la escritura queda como un último recurso.

Hacer teoría suena tan ajeno. Nos puede llegar a remitir a aquellos pensadores de siglos anteriores, padres de las disciplinas, o a simplemente una vaga idea de gente ociosa que sólo se dedicó a cuestionar cuanto pudo. Y es que no nos puede sonar más cercano porque no tenemos un acercamiento íntimo con la teoría. La teoría no debe ser algo inamovible y lejano, que se debe respetar porque tal personaje o escuela lo dispuso así, sino todo lo contrario, debe mover nuestras pasiones, provocarnos faltarle al respeto, combatirla, agredirla, destrozarla, escudriñarla con el mayor morbo que se pueda tener, cuestionarla, enfrentarla, amarla, acecharla, recorrerla con recelo. Y sólo así, después de sacarla de su nicho de cristal, y hacerla nuestra, la teoría dejará de ser de Papanek, Acha, Bonsiepe, Maldonado, sino que ahora será teoría propia y al plasmarla en un escrito quedan entre sus líneas de forma inherente todas las pasiones que pueda provocar el desacuerdo o la aceptación y así seremos parte de la teoría de algún Pérez, Jiménez, Medina, y más, formando parte de un bello mosaico de la diversidad de las ideas.
http://www.jornada.unam.mx/2004/04/18/mas-puede.html
Deficiente política educativa ¿Se puede leer sin escribir? GREGORIO HERNANDEZ ZAMORA

4/06/2009

UN RETO ESPECIAL

GEMA PIÑA SILVA

Algunos de los temas tratados con anterioridad en nuestros ensayos me permitieron conocer diversos puntos de vista acerca del papel actual que tiene la profesión del diseño industrial, y cuestionarme acerca de cómo debería ser el diseño industrial en esta actual forma de vida, además, la interacción que tiene el diseño industrial en la artesanía, entre otros temas.
Algunas de las preguntas que surgieron a partir de las lecturas y ensayos previos son: ¿Cómo fue que el diseño industrial ha llegado a tomarse como una profesión dañina?, ¿Qué factores influyen para que sea vista de ésta forma?, como estudiantes ¿Qué es lo que podemos hacer para reubicar el papel del diseñador industrial de una forma positiva?


EL diseño industrial comenzó ligado del arte, artesanía y oficios, para hacer productos que cubrieran las necesidades que surgían a los seres humanos, después, apoyándose de la tecnología creó productos en serie, y con ello comenzó a vender y competir en un mercado, aquí es donde a mi parecer comienza a crearse un doble sentido con respecto a la función que debe tener un diseñador industrial y es donde el diseñador industrial aparece como “un peligro social”[1].


Al vivir en una época en donde los gobiernos se preocupan por la venta y la demanda, donde la publicidad es una arma para lograr inducir a una sociedad al consumo, donde la compra insaciable es la moda, el diseñador se ve obligado a crear producto inservibles y llenar el mercado de objetos que son sólo una promesa de uso, inclusive podría considerarse que la actividad del diseñar está detenida y se ha convertido en un producto que “obedece políticas consumistas”[2], esto hace que se derrochen inmoderadamente materiales que proviene de la naturaleza, se contamine en exageración al desechar ‘la botella PET de coca-cola’ que millones de personas compraron por ser un diseño nuevo y la publicidad que la engalana en sus comerciales agradaba fácilmente , sin duda aquí citare a Papanek que dice: “hay profesiones más dañinas que el diseño industrial, pero sólo unas pocas. Y posiblemente sólo otra profesión es más falsa: el diseño publicitario. El diseño industrial, al fabricar las llamativas idioteces pregonadas por los publicistas, entra con un cercano segundo puesto" [3] .


Con lo anterior contestamos nuestra primera pregunta, todo esto nos ha dejado ver ‘el lado obscuro’ del diseño industrial, y a la vez abrimos la respuesta de los factores que influyen para que el diseño industrial sea visto como un peligro social; hay sin números de factores que han hecho cambiar a la profesión del diseño industrial: las políticas consumistas, la demanda de productos nuevos sin que la sociedad esté consiente de sus necesidades reales, la transformación de la necesidades de los usuarios, el marketing y publicidad, la monotonía del diseñador ante la sobreexplotación de recursos naturales, el diseño de ‘styling’, etc., pero no hay que olvidar que “el diseñador es en realidad un producto de la sociedad industrial, regida por leyes del mercado, y que sólo en ese escenario tiene verdadero sentido su labor”[4], pero en realidad como diseñadores ¿Podemos cambiar y evolucionar esta profesión que sólo está cumpliendo lo que actualmente se vive?.


Por supuesto que como diseñadores podemos y debemos cambiarlo, es sin duda un gran reto que tenemos, como estudiantes de diseño desde este momento debemos buscar que se reconsidere el diseño industrial, y en desacuerdo con Papanek en su segundo sitio, yo diría que el diseño industrial simplemente ha sido victima del primero y otras cuestiones, quizás por la rápida evolución de la sociedad de consumo, el desarrollo de técnicas y la poca evolución que ha tenido la profesión, considerando las pocas metodologías nuevas que se tienen, las dinámicas de diseño que se han estancado al recurrir a procesos tecnológicos altamente contaminantes, la evolución de la necesidad de un usuario a la necesidad de un consumidor. Este reto se empezaría a superar tratando de buscar nuevas metodologías de estudio, crear hipótesis sobre nuevas formas de enseñar diseño, reforzar lo que se tiene como bases de diseño: las necesidades de los usuarios, la innovación, lo artístico, todo esto hará evolucionar al diseño industrial donde “los elementos del mercado, la industria, la satisfacción de necesidades, la innovación, la conservación del medio se complemente de una forma en que el diseño por el desarrollo de sus productos mejore la calidad de vida, y gane espacios en compañías y mercados, y a la vez sea reconocido por la sociedad[5].


1 BONSIEPE GÛI, Diseño industrial, ARTEFACTO Y PRODUCTO.
2 Guillermo León, Una ruta para el diseño industrial, Bogotá, 2008.
3 Martino Liu, En busca de la verdadera demnada, Guadalajara, 2006, cita a Papanek.
4 Guillermo León, Una ruta para el diseño industrial, Bogotá, 2008.
5 Fritche Salazar, Gómez García,
et.al, La evolución del diseño industrial, 2009.

ARTESANÍA VS. MARCA.

¿EN VERDAD EL CLIENTE PREFIERE UNA MARCA QUE LE ES FAMILIAR A UNA ARTESANÍA LA CUAL IDENTIFICA SU CULTURA?


FRITCHE SALAZAR SANTIAGO.
GÓMEZ GARCÍA GENOVEVA.
LONGORIA HERNÁNDEZ MARÍA DEL CARMEN.
PIÑA SILVA GEMA.
ZUVIRI OVIEDO GIOVANNI.




Entendemos por artesanías las obras materiales que hace el hombre con sus manos, sin emplear para ello las técnicas y maquinarias modernas, cuyos modelos son tradicionales.
Uno de los temas más tocados, cuando se habla de producción industrial, es cómo ésta reemplazó rápidamente a la artesanía. “La realidad de ayer eran los artesanos y la realidad de hoy es la producción industrial” (1).
Se culpa a la industria y los modelos económicos de sacrificar y olvidar lo sencillo y humano que es la artesanía, haciéndolo parecer una fábrica de horror donde lo importante es vender y la única preocupación que se tiene es cómo inducir al consumismo a la sociedad.
Inclusive llegando a incluir en este juego a la propia artesanía como truco de grandes empresas para ‘rescatar’ la autenticidad y poder, por medio de la ‘marca’, llegar a la identificación con los usuarios y/o clientes. En ocasiones la ‘marca’ es lo que nos hace comprar un producto, por medio de publicidad, y del simple eslogan que enmascara la realidad del producto.
Lo anterior nos hace cuestionarnos: ¿En verdad el cliente prefiere una marca que le es familiar a una artesanía la cual identifica su cultura?
La artesanía juega un rol de victima dentro del papel del consumismo, donde se toma a la industria como la culpable de relegar el mercado de la artesanía, donde se ha hecho una vida hiperreal (simulación de algo que nunca existió realmente (2), está presente actualmente “en las patatas fritas ‘artesanas’ de supermercado, en las camisas ‘étnicas’ de artesanos que querrían vestir la camiseta Nike del Barca”(3).
Debemos señalar que en muchas ocasiones las artesanías no cumplen o satisfacen una necesidad del usuario, sin embargo el producto es consumido por ser y seguir las tradiciones de una cultura de cierto lugar, por sentirlo cercano y próximo a su forma de vida, prefiriendo consumirlo antes de comprar un objeto realizado industrialmente. Por este motivo las industrias buscan identificarse con la artesanía ya que se basan de estas para mejorarlas y es cuando se trata de simularlas, sin embargo algo favorable a ellos es que se busca darles una función práctica que satisfaga las necesidades de los usuario, pero aquí se pierde la esencia de la artesanía y deja de serlo.
La industria explota a la artesanía, pero ayuda a crear ideas funcionales para el mundo actual, “Se da una proyección en el pasado de nuestros deseos para el futuro” (4).
Con esto podemos dar por respuesta a nuestra pregunta: el usuario prefiere funcionalidad, antes que marcas y artesanías, la industria no es la culpable de la pérdida de las tradiciones de un pueblo, sino que, como mercado trata de cumplir las grandes demanadas de una sociedad que tal vez y por mucho la artesanía no podría cubrir.

1,2,3,4: Ensayo Realidad de reality, Pau de Riva, Barcelona, 2008.

El diseño como enfermedad de los objetos

ACEVEDO RODRÍGUEZ ANA AMELIA

Yves Zimmermann en su artículo titulado “El diseño como enfermedad de los objetos”, en Foro Alfa, nos habla de cómo el hombre poco a poco ha ido inventando objetos que satisfagan sus necesidades y gracias a esto muchas veces al apreciar algún objeto, por ejemplo, en un museo, nos podemos percatar de la cultura y las costumbres que tenía el pueblo que creó o diseñó él mismo.
El diseñador industrial, quien es el encargado de proveernos de objetos nuevos que harán más fácil nuestras actividades y nuestras vidas, al mismo tiempo le otorga identidad al objeto, esto se logra al momento de diseñar. Ya que equivale a pensar el objeto, a no dejarse de preguntar ¿Cómo? ¿Para qué? ¿Quién?, etc.…
El autor nos explica a qué se refiere al decir que “el diseño es una enfermedad para los objetos”, esto es porque cada objeto por años ha tenido su propio “pictograma conceptual”, lo cual significa que no es necesario dar tantas instrucciones para hacer un uso correcto del mismo, ya que con sólo verlo y tomarlo sabemos cómo usarlo. Ésta es la esencia que se le ha dado a los objetos desde su creación. Él nos menciona el ejemplo del tenedor, por más diseñadores que han tratado de darle un “toque especial” a este básico objeto, sigue teniendo la tradicional imagen, y de esta manera todos sabemos cómo usarlo y para qué sirve, y al pensar en utilizarlo no tenemos que analizar cómo hacerlo.
Algunas veces los diseñadores en su afán de “innovar” simplemente deforman el objeto y lo hacen de una difícil percepción para los usuarios; únicamente modifican el “pictograma conceptual” del mismo, al quererse destacar como diseñadores, estos mismos saturan los objetos de “diseño” y así convierte la actividad en algo más complejo de realizar, en vez de ayudarnos a lograrlo y facilitarlo.
Por esto todas las diferencias entre los objetos de antes y los actuales se resumen en que los de antes tenían “escrita” su función y su modo de uso en la forma, y los de ahora son sumamente complejos al intentar convertirlos en obras de arte y no en herramientas de ayuda para el hombre.
El autor concluye con una frase “los objetos padecen, están enfermos de diseño. Lo irónico reside en el hecho de que el diseño que, en principio otorga su ser al objeto, lo desprovee precisamente del mismo al violentarlo e inyectarle una sobredosis de diseño”.
En mi opinión es importante que los objetos se estén renovando continuamente, pero esta renovación debe ser siempre “para bien”, es decir, debe favorecer el mismo objeto, logrando hacerlo más fácil de usar, de entender y lo más importante que cumpla con su verdadera función y jamás se pretenda realizar una obra de arte a partir del diseño, que como habíamos aclarado en ensayos anteriores, esto puede llegar a crear una confusión, pero debemos tener en claro que el diseño y el arte aunque muchas veces van de la mano, son cosas totalmente distintas y no se puede convertir el arte en diseño o viceversa. Así cuando queramos innovar algún objeto debemos ser objetivos, logrando de esta manera un producto simple y asertivo al cumplir su función, sin meterle mucho diseño y como diría Yves Zimmermann simplemente enfermando a los objetos de diseño.
Bibliografía:
http://foroalfa.org/es/articulo/134/El_diseno_como_enfermedad_de_los_objetos
Yves Zimmermann El diseño como enfermedad de los objetos

¿Diseño o estética utilitaria?

¿Diseño o estética utilitaria?
Miguel Ángel Brand Foro alfa

Macias Diaz Lizbeth Georgina

¿El diseño es arte?
El arte es una manifestación mediante la cual expresamos lo estético y lo emotivo; es por esto que cuando nos preguntamos si el diseño es arte puedo aseverar que sí. El diseño es arte debido a que en éste se plasman emociones, sensaciones y sentimientos; ya que éstos se ven reflejados en el diseño del objeto.
Antiguamente el arte se encontraba dividido en dos: el arte puro o bellas artes y el arte aplicado también denominado artes menores. El arte aplicado es aquél en el que se traslada un estilo artístico a un objeto de uso cotidiano. El autor Bruno Munari en su libro “El Arte como oficio”, menciona que hoy en día no existe una distinción entre arte puro y aplicado debido a que el arte está volviendo a ser un oficio, una profesión.
Él considera al diseñador como el artista de nuestro tiempo debido a que éste restablece el contacto con el público, porque afronta con humildad y competencia lo que la sociedad exija.
Comparto mi opinión con Bruno Munari debido a que considero en el diseño del objeto un conjunto de sentimientos, creatividad y emociones que quedan plasmados sin necesidad de utilizar técnicas para embellecerlo.
Un objeto es bello por si mismo, por el simple hecho de estar creado para satisfacer una necesidad.
Considero que en cada objeto el diseñador involucra su estado de ánimo y su pasión proyectando así diseños artísticos, diseños que responden a las exigencias humanas, y busca dar a cada cosa un aspecto diferente, un aspecto contemplativo.
Para concluir siento que ...
un diseño adquiere un carácter artístico en el momento en que es creado para lograr un objetivo, provocando un efecto de satisfacción en el usuario debido a que “no es bello lo bello sino lo que gusta”.

Bibliografía
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El Arte como oficio, Bruno Munari, paginas 21-31
http://www.wikipedia.org/