11/09/2006

El fenómeno de las masas en el arte.

Margarita Hernández Alvarado


"El fenómeno de las masas" es un fenómeno sociocultural presente en todo el mundo; podemos apreciarlo diario en cada paso actividad que realizamos; cuando comemos, en las artes, en la tecnología, en las tiendas, en la ciencia, en el periodismo, en la televisión, etc., influencia de manera imperceptible pero constante nuestra vida diaria y nuestras decisiones todos los días y a todas horas.
En el presente ensayo, trataré de enfocarme a la importancia de éste fenómeno en las artes y cómo es que en virtud de su influencia ha cambiado nuestra perspectiva del arte y la manera en que lo apreciamos.


La revolución industrial marcó un hito en la producción de los objetos, pues debido a ésta se industrializaron los objetos que antes se realizaban de manera artesanal y con ésto se originó una producción con magnitudes exhorbitantes. Esta industrialización abarcó todos las áreas de nuestra vida: nuestra vestimenta, alimento, vivienda, gustos, diversiones, etc., llegando incluso al arte. En la actualidad, se vende cualquier cantidad de cosas de manera excesiva con el sobrenombre de “arte”, y la mayoría de las veces, sino es que en todas, lo etiquetado, la palabra arte, no es sino objetos carentes de expresión o visión, debido a que los productores y distribuidores de este famoso fenómeno “arte de masas” supone que somos trogloditas, sin ninguna sensibilidad.
Mucha parte de responsabilidad de este fenómeno y sus consecuencias es nuestra, debido a que no nos oponemos a que nos vendan lo que ellos quieren y aceptamos de manera pasiva sus disposiciones y objetos de venta sin replicar ni quejarnos.

La sociedad industrial necesitó que los hombres supieran leer y escribir, para que de esta manera pudieran adquirir conocimientos y después transmitirlos. Esto se debió a que se rompió con el protocolo anterior, donde tenían todo el transcurso de su vida para aprender de sus maestros el oficio al que se iban dedicar. Pero al llegar la industrialización, ya no tenían esa posibilidad pues los conocimientos cambiaban y se incrementaban día con día; generando una enorme fricción con nuestro pasado, en donde el 90% de la población era analfabeta. El conocimiento que antes se proporcionaba era de manera muy selectiva; las obras que se escribían y el arte que se desarrollaba en esa época eran para gente privilegiada que había aprendido a disfrutar y apreciar el arte por medio de largos años de estudios; pero hoy en día, gracias a la producción industrial no solo se escriben obras en niveles exponenciales, sino que muchas de ellas no justifican el gasto de energía y papel.
Además es importante mencionar que las personas no han aprendido a apreciar el arte y se encuentran varadas en cuanto a sensibilidad y apreciación se refiere; no saben distinguir que es lo que vale la pena y que es lo que no la vale; no saben sensibilizarse ante un cuadro, tratando de comprender el sentir del artista.
Esto da como resultado que muchos intelectuales condenan el día de hoy, y de manera creciente la popularización de la alta cultura; defendiendo que el arte debe seguir siendo sinónimo de estatus y cierto nivel social y educativo, que es inconcebible que el arte llegue al acceso de las masas, que se transmita indiscriminadamente al grueso de la población; pues después de todo no tiene la manera, ni los medios de apreciarlo.
A últimas fechas se ha vendido arte por todos los medios de comunicación masiva, en el periódico, en la televisión, por la radio, por el Internet; en todos lados se pueden encontrar réplicas de cuadros muy famosos, discos de música clásica, libros de grandes autores; nunca la gente había tenido la gente a tanta cultura; y también nunca antes, la gente la había apreciado menos todo cuanto había a su alrededor.

Nuestra sociedad, tristemente se ha convertido en una sociedad de tipo consumista, de uso y deshecho; generando una gran cantidad de basura, por mencionar una sola consecuencia. Todas las cosas que se venden tienen repuestos o incluso las cosas tiene un período de expiración, al poco tiempo de comprarlas se decomponen y tenemos que llevarlas a reparar, en el mejor de los casos; pero la mayoría de la veces caducan por que no son funcionales, por que pasaron de moda y ya no nos agradan o por el simple hecho de que hay una más nueva y más bonita y podemos comprarla y tiramos la anterior, aunque este en buen estado. Esta sociedad de usar y tirar se aplica a todos los aspectos de nuestra vida, debido a que compramos cuados, música y muebles; no por que nos agrade o sepamos apreciar las cosas, sino por estatus y por que esta a la moda.

Nos hemos convertido en una sociedad carente de realidad, y lo más importante nos hemos convertido en una sociedad sin sentimientos, no sabemos apreciar nada, no podemos pensar nada; esto se debe a que el mundo de alrededor, esta constantemente vendiéndonos cosas sin que nosotros podamos diferenciar que es lo que nos sirve y que es lo que es basura.
El arte dejo de convertirse en algo excelso y sublime, para dar paso a lo masivo. Un muy buen ejemplo de esto; en el cuál con tristeza me incluyo es el cuadro de Guernica. Este cuadro de Picasso tuve la oportunidad de mirarlo muchas veces en clases de historia, o de arte; sabía quién y porqué lo había pintado, en contra de Franco, por el bombardeo a Guernica y sin embargo mi carencia de sentidos, me limitó la experiencia de poderlo apreciar en su totalidad, en entender el verdadero significado del cuadro y su real importancia; en saber cómo un cuadro puede ser atemporal y puede reflejar el hastío de la humanidad hacia la guerra; como una mujer llorando o un caballo herido pueden convertirse en verdaderos símbolos para expresar la postura de un hombre y con la de él, la de toda la humanidad. Nunca antes me percaté de cómo al igual que el resto de la población aunque tenga estudios, nunca me había puesto a analizar todas las obras de arte; como es que siempre nos quedamos con lo obvio y dejamos lo más importante, lo que no se ve, de lado.

Hoy en día, la pintura sufre una crisis debido a su limitación material para ser percibida simultáneamente por las masas, salvo si se recurre a fotografía, que aunque podemos observar la pintura en la fotografía, nunca será el mismo sentimiento que nos despierte, que cuando somos capaces de mirar a la pintura en sí.
La producción cultural del arte en masa, ha dado como resultado que sólo la parte más superficial del arte sea la que se difunda; pues si tratáramos de difundir la parte más intima y superior, nos encontraríamos que muchas personas no la apreciarían, incluso ni siquiera la entenderían.
El arte tiene como función no sólo distraer a las personas, sino ayudarlas a sobrellevar este mundo, hacerles concebir esperanzas para su futuro, darles a entender que cuando el resto de las cosas fallen o se pierdan, podemos todavía creer en el arte, en su presencia y su poder curativo. Por lo tanto, es indispensable no solo satisfacer a las masas, sino entender el aliciente y la importancia del arte en nuestras vidas.

En conclusión, podemos afirmar que el arte es imprescindible en nuestra vida, es el subsanamiento de nuestras necesidades no-materiales; es el poder de crear nuestra propia realidad, sea real o ficticia. Es por eso, que de manera imperativa debemos dejar de mirar el arte, para observarlo; darnos el tiempo la próxima vez que estemos en contacto con el arte, para preguntarnos primero si vale la pena y segundo tratar de entender el sentimiento del arista al crearlo; sólo de este modo podremos ir abriendo nuestros sentidos y creando una realidad más acorde a nuestros deseos.

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